La Trampa de Tu Propio Reflejo

La trampa de tu propio espejo
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Te levantas, te miras al espejo, y preguntas a tu reflejo: Espejito, espejito, ¿quién es la más linda?» Pero, en lugar de la respuesta que anhelaba, mi reflejo me devolvía un grito claro y cruel: Tú no! «Mírate, te ves hinchada», «¿Cuándo apareció esa llanta?», «Tienes ojeras», «En esa foto te veías más delgada». Es casi automático, una conversación silenciosa que te roba la paz antes de que comience el día.

Durante 15 años, viví atrapada en una batalla que no solo afectaba mi cuerpo, sino también mi mente y mi espíritu. El espejo se convirtió en mi peor enemigo. Y lo peor de todo es que yo le creía. Era como si cada palabra que el espejo me decía se volviera mi realidad, para estar en culpabilidad todo el día y viviendo atrapada en un pensamiento terrorista. Si terrorista, porque me robaba la paz y me robo la vida por más de una decada.

El espejo tenía el poder de hacerme sentir que nunca era suficiente. Que siempre había algo que arreglar, algo que mejorar. Y esas mentiras, una tras otra, se colaban en lo más profundo de mí. Dejé de vivir, dejé de disfrutar, porque estaba obsesionada con lo que veía reflejado. Pasaba horas frente al espejo, ajustando, escondiendo, criticando… y nunca era suficiente.

Yo sé lo que es escuchar esas voces todos los días. Sé lo que es mirarte al espejo y no verte realmente, solo ver las mentiras que te está vendiendo. Esas voces que te dicen que no estás bien, que no eres suficiente, que no eres lo que deberías ser. Son agotadoras, te desgastan y te roban la paz.

Hubo días en los que pensé que no podría más. Sentía que estaba atrapada en un ciclo sin fin, donde nunca sería suficiente. Casi me rendí. Pero en esos momentos oscuros, me hice una promesa: si lograba salir de esa pesadilla, ayudaría a otras mujeres a encontrar su salida también.

Y hoy estoy aquí, cumpliendo esa promesa. Porque entendí algo fundamental: el espejo miente. No refleja tu valor, no refleja quién eres realmente. Solo refleja una imagen distorsionada por las expectativas, por el miedo, por la culpa. Y mientras sigamos creyendo esas mentiras, nunca podremos vernos con claridad.

No es fácil romper con esas mentiras, lo sé. Pero quiero que sepas que se puede. Puedes aprender a mirarte al espejo y dejar de escuchar esas voces que te hacen sentir pequeña. No se trata de cambiar tu cuerpo, se trata de cambiar cómo lo ves, de cambiar la conversación que tienes contigo misma. El poder no está en el espejo, está en ti.

Hoy, con más fuerza que nunca, estoy aquí para decirte que no estás sola en esta lucha. Puedes superar esto, puedes dejar de creer en esas mentiras. Si yo pude, sé que tú también puedes. Estoy aquí para acompañarte en ese proceso, para ayudarte a reconectar con quien realmente eres, más allá de lo que te muestra el espejo.

Es hora de descubrir tu valor, tu fuerza, y liberarte de esa voz crítica que te susurra mentiras al oído cada vez que te miras. No tengas conversaciones ficticias con el pensamiento irreal, si no hablale al corazón. 

Techos Mentales

Salmos 139:14:

«Te alabo porque soy una creación admirable; ¡tus obras son maravillosas, y esto lo sé muy bien!» (NVI)
Este versículo nos recuerda que Dios nos ha creado de manera única y maravillosa. Eres una obra maestra, hecha con amor y propósito. Cada aspecto de ti fue diseñado con cuidado y valor, y eso te hace infinitamente valiosa. Nunca olvides que, ante Dios, eres hermosa y digna.
  • octubre 13, 2024