De Tumbas a Jardines

Se puede recuperar de los problemas alimenticios
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Mi Camino de la Tristeza al Empoderamiento

Mi mente fue mi esclava por muchos años. Había un tiempo en mi vida en el que me sentía atrapada en un círculo vicioso, una rutina agotadora de pensamientos negativos y una relación tóxica con la comida. Cada día era como volver al mismo punto, donde la culpa y el miedo gobernaban mis decisiones. Me miraba en el espejo y no veía a alguien que quisiera cuidar, sino a alguien que estaba siendo castigada. Vivía en un ciclo interminable, intentando controlarlo todo a través de una alimentación destructiva, sin darme cuenta de que lo que realmente necesitaba no era control, sino compasión.

Estaba enterrada bajo capas de tristeza, inseguridad y desesperanza, como si estuviera en una tumba emocional. Sentía que los sueños, el amor propio y la confianza estaban muertos y enterrados, imposibles de alcanzar. El simple hecho de imaginarme libre o empoderada me parecía una fantasía lejana.

Pero, poco a poco, algo empezó a cambiar. Empecé a darme cuenta de que el ciclo tóxico en el que estaba atrapada no era mi destino. Me di permiso para creer que merecía más. Y esa pequeña creencia fue como una semilla plantada en tierra fértil.

Me di cuenta de que las tumbas emocionales en las que vivía no eran mi destino final. Podía sembrar algo nuevo sobre ellas, podía convertir ese terreno estéril en un jardín. Fue un proceso de cuidar, de nutrir, de arrancar las malas hierbas de la autocrítica y la duda. Empecé a cultivarme con compasión, paciencia y, sobre todo, amor propio.

Lo que un día vi imposible, hoy es mi realidad. Lo que antes me parecía fuera de mi alcance, lo vivo todos los días. He pasado de sentirme atrapada en tumbas a caminar en un jardín floreciente, un espacio donde puedo respirar, crecer y empoderarse.

El camino no fue fácil. Hubo días en los que dudé, momentos en los que parecía más sencillo volver a ese lugar oscuro. Pero elegí seguir adelante, elegí cuidar de mí misma como lo haría con el jardín más preciado. De tumbas a jardines, esa ha sido mi transformación.

Hoy, vivo con fuerza y coraje, sabiendo que el empoderamiento no es algo que te encuentras por casualidad, sino algo que cultivar, día a día, con pequeños pasos, con paciencia. Y tú también puedes hacer lo mismo.

Lo que antes parecía imposible es ahora mi realidad. El mismo terreno donde sentí tristeza es ahora el lugar donde florezco.

Si alguna vez sentiste que estabas atrapada en tus propias tumbas emocionales, quiero que sepas algo: ese lugar no es tu final. Es solo el comienzo de tu transformación. Si tu así lo quieres! No esperes a tener una fuerza irreal, solo un grano de esperanza. Todo lo que necesitas para florecer ya está dentro de ti, esperando ser despertado ¿Estás lista para convertir tus tumbas en jardines?

  • octubre 14, 2024